Qué hacer si un anciano no quiere beber agua: ¿cómo hidratarle?

La hidratación es fundamental en la salud y el bienestar de las personas mayores. Sin embargo, a veces se da el caso de que un anciano no quiera beber agua, lo que provoca graves consecuencias. Una de estas, es la deshidratación. Si te estás preguntando cómo hidratar a un anciano que no quiere tomar agua o qué hacer cuando un anciano no quiere beber, este artículo te ofrece consejos útiles.

Como residencia de ancianos en Barcelona, sabemos lo importante que es mantener correctamente hidratados a nuestros residentes. Sigue leyendo y descubre cómo actuar en estos casos.

¿Por qué los ancianos no quieren beber agua?

Existen varias razones por las que un anciano rechaza el agua o no siente sed. Algunas de ellas son:

Pérdida de la sensación de sed

Con la edad, el organismo pierde la capacidad de regular el equilibrio hídrico, reduciendo la sensación de sed. Esto hace que los ancianos no sientan la necesidad de beber, aunque estén deshidratados.

Pérdida de apetito 

Otro de los motivos frecuentes por los que un anciano se resiste a beber agua y otros líquidos es la hiporexia o pérdida del apetito. Se trata de un trastorno consistente en la disminución del deseo de comer, que lleva a saltarse comidas, ingerir pocos alimentos y reducir la ingesta de calorías y nutrientes.

Dificultad para tragar

Existen enfermedades neurológicas, como el Parkinson o el Alzheimer, afectan a la deglución y dificultan el paso del agua por la garganta. Esto genera miedo, rechazo o incomodidad a la hora de beber.

Incontinencia urinaria

Algunos ancianos evitan beber agua para no tener que ir al baño con frecuencia, o por vergüenza de sufrir escapes involuntarios de orina. Situación que agrava el problema, ya que la deshidratación irrita la vejiga y aumenta el riesgo de infección urinaria.

Efectos secundarios de algunos medicamentos

Hay fármacos que alteran el equilibrio hídrico, provocando una serie de síntomas: sequedad de boca, disminución del apetito, náuseas o vómitos. Estos efectos reducen el deseo de beber agua o dificultan la ingesta de líquidos.

Falta de autonomía o de acceso al agua

Si el anciano tiene alguna limitación física y dificultad para moverse, es muy común que se vea reducido su consumo de agua. Especialmente, si no tiene a alguien que le ayude o le recuerde que debe beber.

Falta de interés o de motivación

Problemas emocionales como la depresión, la soledad o el aburrimiento, conduce a algunos ancianos a descuidar aspectos básicos de su bienestar. Entre ellos, la hidratación adecuada. No perciben la sensación de sed y no sienten deseos de beber agua u otros líquidos necesarios. Esta apatía puede derivar en deshidratación, con consecuencias físicas y cognitivas graves.

¿Qué hacer cuando un anciano no quiere beber agua?

qué hacer cuando un anciano no quiere beber agua

Si un adulto mayor rehúsa beber agua, lo primero que debes hacer es indagar la causa subyacente con tacto y paciencia. Puede deberse a dificultades para tragar, incontinencia urinaria, efectos secundarios de fármacos, problemas de movilidad o simplemente desmotivación. Una vez identificado el motivo, busca soluciones específicas que permitan aliviar o eliminar la barrera.

Más allá de resolver el origen del rechazo al agua, existen pautas generales para mejorar la hidratación del adulto mayor. Algunas son:

1. Ofrece líquidos variados y atractivos

En lugar de servir un vaso de agua, prueba con variedad de bebidas, como:

  • Jugos naturales diluidos
  • Leche, batidos lácteos
  • Caldos sabrosos
  • Té aromático frío o con hielo
  • Infusiones frutales
  • Agua con rodajas de limón, naranja o fresas.

2. Marca horas fijas para la hidratación

Establece 4 o 5 momentos en el día para tomar líquidos. Por ejemplo, después de cada comida o medicación.

Una buena opción es programar alarmas y cuando suenen, acércale su bebida preferida. Esto creará una rutina que poco a poco la persona adoptará.

3. Ofrece pequeños sorbos

No le sirvas un vaso grande que le abrume. Mejor opta por tazas pequeñas para que beba de pocos sorbos. 

4. Humidifica alimentos

Incorpora caldos y salsas a sus comidas, esto aportará líquidos de forma oculta. Prefiere alimentos con alto contenido acuoso: frutas, verduras, yogures o helados.

5. Consulta al médico

Si persiste la negativa a hidratarse, acude al geriatra. Quizá deba recetar suero oral o intravenoso para evitar la deshidratación. También descartará problemas subyacentes como demencia, infecciones o efectos de medicamentos.

¿Cómo saber si un anciano está deshidratado?

La deshidratación compromete seriamente la salud y la calidad de vida de los ancianos. Por eso, es importante detectarla a tiempo y saber qué hacer cuando un anciano no quiere beber agua. Los principales síntomas que indican la deshidratación en un adulto mayor son:

Piel deshidratada

La piel seca, escamosa o que ha perdido elasticidad puede indicar deshidratación. Una forma sencilla de comprobarlo es pellizcar suavemente la piel del dorso de la mano: si no recupera su posición original, es probable que el anciano no esté ingiriendo suficientes líquidos.

Boca y labios resecos

La falta de saliva por deshidratación provoca sequedad en la boca y los labios. También genera dificultad para hablar o tragar, sensación de sed, o mal aliento.

Ojos hundidos y apagados

Los ojos hundidos, oscurecidos o sin brillo son otro signo revelador de deshidratación. Al disminuir la hidratación ocular, la mirada se vuelve cansada, apagada y rodeada de ojeras.

Cambios en la micción

Orinar poco, con orina muy concentrada, oscura y de fuerte olor, indica que el cuerpo está recurriendo a las reservas de agua por falta de ingesta de líquidos.

Alteraciones cognitivas y anímicas

La deshidratación provoca ciertos síntomas cognitivos y anímicos en adultos mayores, tales como:

  • Irritabilidad
  • Confusión
  • Pérdida de memoria a corto plazo
  • Cambios bruscos de humor
  • Sensación de cansancio 
  • Apatía.

Malestar físico

Los síntomas físicos más comunes de la deshidratación en un anciano son:

  • Dolores de cabeza
  • Mareos
  • Vértigos
  • Debilidad muscular
  • Fatiga extrema
  • Febrícula
  • Alteraciones cardíacas.

Consecuencias de la deshidratación en el anciano

La deshidratación en las personas mayores agrava significativamente algunos problemas de salud ya existentes o desencadenar otros nuevos. Entre las principales consecuencias se encuentran:

  • Escaras: las escaras en ancianos se manifiestan en forma de úlceras en la piel, debido a la presión constante en una zona del cuerpo. La piel deshidratada es más frágil y propensa a desarrollar escaras. 
  • Estreñimiento: los laxantes o ablandadores de heces requieren de buena hidratación para funcionar adecuadamente.
  • Infecciones del tracto urinario: la deshidratación y la retención urinaria aumentan el riesgo de contraer infecciones en el tracto urinario.
  • Delirio o confusión mental: la deshidratación altera el funcionamiento cerebral, desencadenando episodios de delirio agudo. Lo más común es que genere pérdida de memoria en ancianos

Cuando cuidar a un anciano en casa se complica

Si bien lo ideal es que los adultos mayores estén en sus hogares, rodeados de sus seres queridos, hay ocasiones en donde esto se vuelve muy complejo o incluso imposible.

Situaciones como no saber qué hacer con un anciano que no puede vivir solo, no poder proporcionarle una supervisión adecuada las 24 horas o el deterioro cognitivo grave, hacen necesario buscar otros entornos más apropiados.

En estos casos vale la pena considerar el ingreso del anciano en una residencia especializada, donde recibirá una atención integral adaptada a sus necesidades. Antes de tomar una decisión, infórmate bien sobre todos los aspectos: precio de una residencia de ancianos, servicios disponibles, ubicación, instalaciones o personal cualificado.

Esperamos que estos consejos prácticos te ayuden a mejorar la hidratación de tu familiar mayor si se resiste a beber agua. Recuerda que una adecuada ingesta de líquidos es indispensable para su salud, así que no cejes en el empeño de motivarle con afecto y creatividad. Y si aún te preguntas qué hacer cuando un anciano no quiere beber agua, no dudes en solicitarnos más recomendaciones personalizadas. ¡Estamos para ayudarte!

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